27 dic 2014

NO PUEDE SER

La televisión no sólo es un asco, además es nociva, es venenosa. Y en personas particularmente sensibles, puede provocar reacciones espantosas. A mí, sin ir más lejos, podría darme un tabardillo algún día, viendo cualquier programa de la parrilla. Por eso me mantengo alejada de ese instrumento del demonio.
Pero claro, es imposible aislarse completamente de los medios de comunicación (medios de propaganda, más bien), y hace unos días, escuché accidentalmente una frase vomitada por uno de esos ilustres tertulianos que proliferan en todas las televisiones y radios. Uno de esos individuos que tan pronto opina sobre las últimas tendencias en ropa de entretiempo, como nos pone al día sobre los devaneos amorosos de la Pantoja de Puerto Rico, como se saca de la manga un análisis político de patio de colegio.
El personaje en cuestión estaba escandalizado con el Hogar Social Madrid:
"No puede ser que se utilice la caridad para cobijar el racismo. No puede ser que sólo den comida a españoles"
No puede ser, dice el colega...
No puede ser...
Lo que no puede ser es que aquí el extranjero tenga preferencia.
Que a nuestra gente se le nieguen ayudas que se destinan a inmigrantes.
Lo que no puede ser es que la prensa se dedique a difamar a aquellos que intentan ayudar al prójimo, al cercano, al de casa.
No puede ser que a nosotros, a nuestros padres y nuestros abuelos, que llevamos cotizando toda la vida, levantando este país, el sistema nos de la espalda y entregue todo aquello que tanto ha costado construir a una población ajena, invasora, que exige ser mantenida y desprecia nuestras costumbres.
No puede ser que los medios de desinformación voceen sin parar en contra de los patriotas, mientras rien las gracias al antifascismo patrocinado por el Estado.
No puede ser que el tema "ultra" sature los medios durante semanas por una muerte, cuando las bandas extranjeras provocan decenas de muertos al año, sin tener repercusión mediática alguna.
No puede ser que la televisión mantenga aletargada a una sociedad entera, mientras todo lo nuestro se derrumba.
No puede ser que España, después de resistir siglos de guerras, invasiones, piratas, reyes felones, reinas guarronas y hasta un rey pasmado, sea subastada por una clase política podrida.
Eso sí que no puede ser.

7 dic 2014

8 DE DICIEMBRE

Me niego a llamar a estas fiestas "el puente de la Constitución ". Ni siquiera "de la prostitución " o "de la corrupción", a pesar de que esa denominación se ajuste más a la realidad. Este es el puente de la Inmaculada. Punto.
Que ya sé que ya nadie es católico y que cada uno celebra lo que le da la gana,... y así nos va. Pero es del género idiota preferir la fecha en que se firmó la sentencia de muerte de España, para ignorar la conmemoración de una victoria épica... y de un milagro.
El 8 de diciembre es una de las pocas fiestas católicas que no cuadran con ninguna herencia pagana. Pero no es que ese día se celebre la Inmaculada porque a la Iglesia se le antojara. Es que aquel día, hace la pila de años, el ejército español se encomendó a La Virgen Inmaculada cuando estaba todo perdido y, mira tú por dónde, resulta que ganamos.
En 1585 estábamos en guerra contra el hereje allá por los Países Bajos. La propaganda antiespañola lleva desde entonces (desde mucho antes, en realidad) tachándonos de sanguinarios come niños. Que ellos mientan es hasta lógico, pero que nosotros nos lo hayamos terminado creyendo, es muy triste. La rebelión de los Países Bajos tiene más que ver con la pérdida de privilegios de los príncipes holandeses que con nuestra supuesta sed de sangre. Pero esa es otra historia.
Decía que en aquel entonces, 5000 soldados católicos defendían Empel. La cosa pintaba muy chunga para ellos, porque, aparte del frío que debía hacer por allí en diciembre, del hambre que estaban pasando con el asedio y del castigo de la artillería holandesa, resulta que los refuerzos no parecían llegar. Así que, como el mando holandés pensó que ya estaba todo el pescado vendido, ofreció a los españoles una rendición honrosa. Fue entonces cuando Francisco de Bobadilla, más chulo que un ocho, dijo aquello de "ya hablaremos de capitulación después de muertos". Sí señor. Y es que, en aquella época, ser español implicaba no agachar la cabeza ante ningún enemigo. Casi como ahora.
Y cuando nuestros soldados estaban ya en las últimas, rodeados de agua y de barcos herejes, encontraron la imagen de la Inmaculada. Hoy en día, encontrar un cuadro de La Virgen le habría dado igual a todo el mundo. Pero en el siglo XVI los españoles éramos de otra manera. Éramos tan diferentes que un hecho como ese les hizo confiar en la victoria, cuando no les quedaba nada.
Y aquella noche, de forma milagrosa, las aguas que rodeaban a los españoles se congelaron, y nuestra infantería marchó en silencio sobre el hielo y pudo sorprender al hereje en sus naves, y vencer en Empel.
De ahí que Holak, el almirante holandés exclamara: "Tal parece que Dios fuera español, al haber obrado tan grande milagro". Y bueno, no se puede negar que da la impresión de que, aquel día, alguien muy importante nos echó una mano.
Así que, hoy,  algunos, lo que celebramos es aquella victoria, aquel milagro. Es el día de la Patrona de Infantería. El día de la Inmaculada. Y punto.