1 ene 2015

Mucho que celebrar

El antifascismo español es una fuente inagotable de humor. Esa estética carnavalesca, esa grácil forma de huir cuando pintan bastos, esa imaginativa forma de justificar ideologías perversas... la desagradable mezcla entre estupidez e ignorancia, que les lleva a defender lo indefendible, atacar lo justo y despreciar lo heroico.
Para el que no termine de entender a qué me refiero, en estas fechas tenemos un ejemplo perfecto del comportamiento antifascista por antonomasia: la oposición a la celebración del día de la Toma.
Resulta que al antifascismo español le parece que los musulmanes habían establecido un reino de ensueño en nuestra tierra. Según su particular visión de la realidad, bajo dominio musulmán se nadaba en la abundancia, las "tres culturas" vivían en armonía fraternal, y por las calles de la Granada de Boabdil era habitual ver manadas de unicornios nadando en ríos de chocolate. El hecho de que la riqueza de la clase dominante musulmana estuviera sustentada en la trata de esclavos o que las "tres culturas" tuvieran constantes choques, a pesar de vivir en barrios perfectamente diferenciados, parecen ser detalles intrascendentes para nuestros amigos antifas. Sólo hay que pensar en cualquier otro país europeo que haya sufrido la presencia musulmana o judía para darse cuenta de que una convivencia idílica con ellos es imposible.
Pero lo más triste de estos personajillos no es su ceguera histórica, sino el desdén hacia nuestros antepasados. El ninguneo de sus hazañas, de su lucha, de su sangre. El olvido hacia todos aquellos que llevaron nuestros apellidos y que pelearon durante siglos para recuperar esta tierra.
El 2 de Enero se celebra la victoria sobre el invasor, el final de la Reconquista, el principio de la mayor gesta que vieron los siglos. El día de la Toma tenemos mucho que celebrar, por mucho que algunos no quieran verlo.

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