¡¡VIVA SAN ISIDRO!!

15 de Mayo. La Pradera está llena de familias que se han acercado a la Romería. Cientos de chulos y chulas, de manolos y manolas pasean, meriendan, ríen... Han llegado hasta allí en el 8, el autobús más chulo del mundo, y esa tarde la pasan entre bocadillos de entresijos, tortillas de patatas, limonada, vinillo de Jerez, barquillos, chotis y los requiebros que dedican los manolos más descarados alas chulas más guapas. Todos se acercan a beber del agua del pozo bendecido por el Santo Patrón allá por el siglo XII. Y todos acompañan la procesión de la imagen del santo al que más quiere Madrid. El humilde labrador que en 1212 se apareció al mismísimo Alfonso VIII para mostrarle el camino por el que debía sorprender al flanco musulmán, dándonos la decisiva victoria en Las Navas de Tolosa y cambiando el rumbo de la Reconquista.

Hace décadas que la Pradera de San Isidro ha dejado de ser lo que era. Hoy es habitual ver chulapas africanas y "pichis" andinos. Los entresijos se sirven junto a comida turca y los siervos de alá avasallan a las chiquillas. Seguramente el Santo Patrón estará furioso. Y quién sabe si no ha pensado en volver a aparecerse ante nuestro rey para indicarle el camino correcto. Pero claro, el borbón campechano no es ni una caricatura grotesca de lo que fue Alfonso VIII, y los madrileños tampoco es que nos parezcamos mucho a aquellas huestes que acompañaron al rey castellano, bajo el estandarte de la Osa Mayor.

Pero todavía quedamos madrileños castizos, chulos, orgullosos. Queda sangre castellana, soberbia y rebelde. La misma sangre que ha expulsado al invasor decenas de veces de esta tierra. La que ha luchado contra todo aquel que ha intentado dominarla. Y por eso sabemos que esto no puede durar mucho. Que la pradera volverá a ser el punto de reunión de las familias y de las tradiciones. El alma de Madrid.