15 nov 2013

Teorías...

Las teorías políticas son siempre ideales. Aparentemente perfectas. Todo cuadra en la mente de quien la plantea. No pueden fallar porque parecen sublimes. Parecen.
Por eso hay quien tiene tendencia a darle tantas vueltas a tantas y tan dispares teorías que al final pierde la perspectiva de la realidad. No se da cuenta de que existe un error garrafal al inicio de su planteamiento y claro, su flamante teoría queda reducida al absurdo.
Es comprensible que cuando se lucha contracorriente, se busquen soluciones menos arriesgadas para poder atraer a más gente, pero hay que tener meridianamente claro que no existen fórmulas mágicas ni atajos. Que la solución es muy simple, pero nadie quiere escucharla. La única manera de destruir este sistema infecto pasa por tres principios irrenunciables:Nación, Raza y Socialismo. Eliminar cualquiera de ellos es volver a la corriente establecida. Volver al rebaño. Por muy bien que suenen las nuevas teorías, por muchas vueltas que le quieran dar y por mucho que renieguen del pasado para tratar de ser guay en la sociedad actual, si no se asientan sobre esos tres pilares, entonces cojean.
Una cultura no existe sin la raza que la ha forjado. Un mundo sin naciones fuertes es un mundo de hombres débiles frente al mundialismo. Una nación sin justicia social es un cortijo para los amos del oro. Así de simple.
No hacen falta teorías modernas, el alma de Europa es eterna, y también sus valores. No hacen falta nuevas filosofías, sino restaurar la que cíclicamente ha renacido de sus cenizas durante miles de años.

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