11 jul 2014

Mujeres de armas tomar

Cada vez que pienso que esta sociedad ha alcanzado su punto máximo de degeneración, aparece alguna noticia que me hace comprender que todavía somos capaces de bucear más profundamente en el cieno.Después de una semana discutiendo con propios y extraños acerca del fiestón del "orgullo", del derroche pagado por todos para celebrar semejante dislate cuando no hay dinero ni para comer, de intentar aclarar a todo el que he podido que no se debe confundir lo natural (aquello que cumple las leyes naturales) con lo habitual, de hartarme de repetir que el hecho de que una conducta se haya producido desde que el hombre es hombre, no la convierte en algo bueno ni aceptable, de explicar que ese lobby es pernicioso para nuestra cultura y de casi llegar a las manos con algún que otro defensor de todos esos tarados,me doy de bruces con la noticia de la última moda en concursos "gastronómicos" en las discotecas españolas. Concursos en los que las participantes compiten degustando apéndices masculinos. Si en Estados Unidos hacen concursos de comer salchichas de frankfurt, aquí nos va más el producto nacional, por lo visto. Siempre han existido mujeres de moral distraída, pero todo el mundo estará de acuerdo en que el género femenino lleva una deriva más que preocupante. Hace mucho que las mujeres han decidido abandonar cualquier escala de valores respetable y sustituirla por la satisfacción de sus apetitos personales. Sí, el hombre también, pero da la impresión de que la mujer tradicional ha sido completamente barrida de la piel de toro. Y eso es mortal para nuestro pueblo. La mujer española siempre ha sido orgullosa y altiva. Ha sido luchadora y ha tenido un carácter endemoniado. Siempre se ha hecho respetar. En España no había nada peor que perder el honor, y ahora las chiquillas no saben lo que es eso.No es cuestión de ser un país de beatas, ni mucho menos. Es una cuestión de espíritu, de fortaleza. De entender que esta degeneración no hace libre a nadie, sino que destruye y debilita todo lo que somos. Es cuestión de hacerse valer, de actuar de forma que mañana tus hijos puedan sentirse orgullosos de ti. Es cuestión de combatir este mundo moderno en todas sus facetas. De demoler el modelo hembrista, egoísta y promíscuo, para recuperar la figura de la mujer española sobre la que se ha sostenido nuestra cultura desde el principio de los tiempos. Es cuestión de ser más mujer y menos moderna.

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