11 jul 2014

Unidad de acción

No piensas lo mismo que los demás. No actúas como los demás. Eres diferente. Sabes que tus opiniones van a provocar un silencio o una discusión. Y estás acostumbrado a rebatir a todo el mundo. A remar contracorriente.Eres diferente y lo sabes desde hace mucho. Desde el primer día que discutiste con un profesor y enmudeció toda tu clase. Desde aquel momento en que alguien te preguntó cómo te habías hecho una cicatriz y tú contestaste: "en una pelea". Desde que tus padres te miraron abochornados después de tu primer problema con "la justicia". Por mucho que ellos te reprendieran, tú sabías que tenías razón. Pocos entienden por qué sigues peleando. Por qué te juegas todo por tu idea. Por qué hay cosas que a nadie más le importan que a ti te hacen hervir la sangre. Todos los que estáis leyendo esto sabéis que sois diferentes. Sois tan diferentes que ni siquiera aceptáis una definición en la que incluir a todos "los nuestros". Aunque la base de nuestra forma de pensar sea idéntica, aunque todos estemos dispuestos a dar la vida por la misma bandera, resulta que no somos capaces de ponernos de acuerdo ni en lo más básico. Y mientras nos dedicamos a ponernos zancadillas y a mirarnos unos a otros con cara de malos, nuestra tierra muere. Y nuestro pueblo está recibiendo por todas partes. Esto no es un llamamiento a una unidad absoluta, no pedimos matrimonios ni juramentos de sangre. Pedimos una coordinación mínima e indispensable. Tener la capacidad de organizar actos puntuales, campañas genéricas, incluso golpes de mano simples y llamativos. Pedimos unidad de acción. No podemos seguir arrastrando decenas de cabezas de ratón mientras lo perdemos todo. Hay que abandonar el concepto de que la lucha es un club de amigos, porque lo que está en juego es demasiado importante. Y si perdemos, no quedará nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.