29 may 2014

Contra todo lo podrido

  Infinidad de veces oiremos hablar sobre la decadencia de Occidente -antigua cuna de la civilización- y muy pocas de las nuevas generaciones europeas comprenderán que se refiere directamente a todos nosotros como conjunto europeo racial, a nuestro presente y a nuestro futuro.
  Hemos pasado a formar parte de una comunidad que no se puede seguir llamando como tal.
  Somos el vacío de valores, contenedor oficial que alberga todos los grandes "beneficios" del progreso de la globalización y la masificación multicultural, preceptos logísticos instaurados por la democracia. Muchos están tan ocupados entregándose a la lascivia de la falaz libertad otorgada por ladrones y traidores que no se preguntan cuando cambió todo y lo más importante, ¿por qué?, ¿ cuáles son las razones del avance de este virus y cuáles los métodos de distracción? son preguntas que se nublan cuando empiezan a surgir, por que ya es viernes por la noche y toca fiesta, unas cuantas rayas acompañadas de buenos litros de alcohol y quién sabe en la cama de que desconocido acabar. Por ello los que sí conseguimos pensar de forma clara sin dejarnos llevar por todas estas distracciones degeneradas disfrazadas de libertad, seguimos y seguiremos luchando por construir un mundo nuevo, basado en todo lo positivo que hemos heredado de aquellos que fueron héroes, inventores y creadores de una estirpe orgullosa con un bagaje cultural superior e inigualable a ningún otro. Y por encima de todo sabemos a lo que nos oponemos y rechazamos rotundamente.
 Rechazamos el mundo moderno, base principal de la degeneración del ser, del individuo y que mejor que recordar las palabras de uno de los últimos valientes europeos que se opusieron de forma contundente al avance la de la moderna mediocridad social:

"  Cuando tantos hombres se hacen esclavos de su vida, mi gesto encarna una ética de la voluntad. Me doy la muerte con el fin de despertar las conciencias adormecidas. Me sublevo contra la fatalidad. Me sublevo contra los venenos del alma y contra los deseos individuales que, invadiéndolo todo, destruyen nuestros anclajes identitarios y especialmente la familia, base íntima de nuestra civilización multimilenaria. Al tiempo que defiendo la identidad de todos los pueblos en su propia patria, me sublevo también contra el crimen encaminado a remplazar nuestras poblaciones.

  Como el discurso dominante no puede abandonar sus ambigüedades tóxicas, les corresponde a los europeos sacar las consecuencias que de ello se imponen. No poseyendo una religión identitaria a la cual amarrarnos, compartimos desde Homero una memoria propia, depósito de todos los valores en los cuales podremos volver a fundar nuestro futuro renacimiento rompiendo con la metafísica de lo ilimitado, origen nefasto de todas las derivas modernas."
Dominique Venner
En su memoria y honor: ¡ODIO ETERNO AL MUNDO MODERNO!

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