1 may 2014

No quisieron morir de otra manera


Algunos tenemos la costumbre de acercarnos a un rincón olvidado de Príncipe Pío cada dos de Mayo. Nos reunimos frente a una placa de mármol que hay bajo tierra. Recorremos con la mirada cada uno de los nombres grabados en la piedra y pensamos en silencio: '¡Honor!'.

Entonces salimos de nuevo bajo el cielo de la Villa y Corte. Y siempre, antes de marchar, echamos una mirada a una pequeña llama eterna que descansa sobre una de esas frases que no se olvidan:"AL VALOR Y HEROÍSMO DE UN PUEBLO"

Al valor y heroísmo de un pueblo...

Porque fue un pueblo entero el que estalló de ira aquel día. Hombres, mujeres y niños enfurecidos, ciegos de rabia. No importaba que frente a ellos estuviera desplegado el mejor ejército del mundo. Ante la artillería francesa, los madrileños sólo tenían cuchillos y palos... y orgullo. Ese orgullo que sólo el pueblo español es capaz de sentir y que tantas veces le ha empujado a alcanzar la gloria. Aún cuando no había opción alguna de conseguir la victoria. Aún cuando respetados intelectuales (hoy serían geoestrategas) repetían que Francia traía el progreso. Aún cuando la clase política, la aristocracia y el ejército se habían vendido al invasor. Aún teniendo todo en contra, aquel día el pueblo de Madrid se revolvió contra todo.

Cada una de las calles del centro de nuestra ciudad fue regada con la sangre de aquellos valientes. De manolos armados con siete muelles, de madres que peleaban como fieras, de niños feroces, de curas patriotas, de mendigos con más honor que toda la familia real junta, de aquel puñado de militares que, desobedeciendo órdenes, armaron al pueblo de Madrid y pelearon hasta su último aliento, resistiendo una tras otra todas las cargas de aquellos franceses, perfectamente adiestrados en la guerra, pero que jamás se habían enfrentado a un enemigo semejante.

Aquel día un pueblo entero alcanzó la inmortalidad.
Por eso, siglos después, seguimos visitando con orgullo el lugar donde descansan algunos de aquellos héroes.
Aunque no podemos evitar pensar en lo mucho que se parecen la España de hoy y la de aquel Dos de Mayo. Y en lo poco que tiene que ver aquel pueblo valiente de 1808 con lo que queda del pueblo español a día de hoy. ¿Dónde está su valor y heroísmo? ¿dónde está aquel pueblo inmortal?


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