28 jul 2013





"Constituyamos el cambio". Una frase que debería regir la conciencia de todos y cada uno de aquellos que desde muy jovencitos quisieron hacer algo más allá de lo establecido. Algo por el prójimo, algo que con el paso del tiempo se convirtió en luchar contra el sistema impuesto, en beneficio de la propia comunidad.
 Todavía recuerdo como si fuese ayer la determinación con la que soñábamos ser guardianes de la libertad, determinación que a cada uno nos ha hecho no retroceder nunca ante la provocación o la presión que hemos sufrido. Pero el tiempo pasa y por desgracia la voluntad de muchos ha decaído hacía estructuras convencionales, ya sea debido al miedo o a la desesperación.
 Darwin decía que la adaptación al medio era intrínseca a la supervivencia del más fuerte y que de ello dependía a su vez la evolución de las especies. Pues bien la adaptación en el ser humano ya no es al medio que nos rodea, sino a aquel que esclaviza, a aquel que subyuga, a aquel que nos condena a todos a la igualdad. Esa igualdad cuyo único fin y medio es la degeneración de todas las características que nos confieren fortaleza precisamente mediante la diversidad y mantenimiento de la distintas identidades raciales.
 El esfuerzo de este ente impronunciable, dueño del dinero, avaricioso por naturaleza, victimista por lucro, se dirige a masificar la debilidad como norma a seguir, ya sea a través del mestizaje o sencillamente mediante la directa esterilización, aceptando o tolerando conductas tan antinaturales como la homosexualidad.
 Pero esa es tan solo una de las pequeñas vías de destrucción masiva. La más preocupante está basada exclusivamente en lo que conocemos comúnmente como "mala influencia" o "moda".      Estas conductas degenerativas basadas en convenciones estereotípicas como la droga, la interminable fiesta o el desenfreno, el abandono escolar y tantas otras, han atrapado a una juventud ávida de desarrollo y evolución y la han convertido en la nada, en el conformismo más alienante, sin preguntas y sin destino. ¿Y qué es lo que nos queda? ¡pues resistencia feroz ante el ataque! Tan sumamente al alcance esta la solución que se puede llevar a cabo en la soledad de nuestra conciencia y en la ejemplaridad de nuestros actos. ¡Constituyamos el cambio siendo la generación que se impuso y negó vehementemente ser esclavos de la debilidad y del interés, queriendo ser bastión del futuro, supervivientes de un mundo en declive!  

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