19 feb 2013

Amar en Tiempos Revueltos




  El amor, ese gran desconocido de nuestro decadente periodo, ...
  Estamos tan acostumbrados a vivir sumidos en las superfluas historias de "amor" que se nos venden en la conocida caja tonta- y para los que os hayáis perdido, cito como fenómeno más reciente programas como Gandía Shore- que hemos abandonado al amor, al concepto verdadero, a la ilusión inocente y lo más importante, su experimentación plena, para dejarlo casi abandonado en un mundo literario hoy desconocido para una inmensa mayoría. Y es tan solo en antiguas páginas y viejos recuerdos que el amor persiste, aquél donde la mujer era objeto de la inmensa admiración y dedicación del hombre y el hombre era el valiente caballero, orgulloso padre y amante esposo cuyos votos eran de por vida.
  No es éste un amor idealista, un amor de cuentos, sino una realidad que nuestros abuelos supieron vivir a diario, superando todas las adversidades y estúpidos caprichos que parten siempre de un vano egoísmo.
  Pues bien, todos aquellos a los que a día de hoy les parece muy de "progre" vivir dando la espalda a un digno pasado y a la cordura en general, de nuevo prefieren enterrar esa concepción muy hondo, esconderla, no vaya a ser que alguien consiga ser feliz mientras ellos se derrumban en su propia miseria.
  Su mundo moderno, al fin y al cabo es, al igual que un drogadicto, un mundo repleto de dependencia, debilidad, maldad, manipulación y en definitiva una interminable espiral hacia la decadencia espiritual, la decadencia de Occidente. Hay quienes desprecian tanto al amor que toda malversación patológica como la homosexualidad o la bisexualidad sirve de excusa para crear un mundo moderno, ¿un mundo libre?; su mundo "guay".
  ¡¿Es ésa libertad?! ¿La que consigue el suicida, el que sigue al rebaño, el que sigue las tendencias? ¿El que solo sabe avanzar en dirección a la mestizada masa que tiene delante, de la manera más cobarde y autómata? Marcando un punto de abismal diferencia e importante contraste, nosotras entendemos la libertad partiendo de la simple base del avance, de lo natural, lo coherente, del crecimiento espiritual, por qué no, de la autosuficiencia del ser y la armoniosa complementación de las distinciones de sexos o géneros, como cada uno lo quiera llamar.
  Y bien, volviendo al sumiso rebaño que forma ya la mayoría en nuestra sociedad, aquéllos que se llenan la boca con ser libertadores de la nada, del caos y de la gran hipocresía, son todos ellos seres ansiosos de inmolarse en la perversión de lo incestuoso sin dudarlo siquiera. Como algún que otro anarquista que defiende el "amor"(sexual libidinoso) libre incluso entre hermanos; feministas sin una sola gota de amor propio que promueven el libre asesinato y la masacre de ese gran don de la mujer: otorgar una nueva vida y forjar una nueva conciencia; y en definitiva todos aquéllos que han materializado el placer como pretenden unificar y materializarlo todo. Han vendido los valores del amor auténtico, uno de los mayores dones de la humanidad.
 Ante esto llamamos a la reflexión de todos aquellos que sienten el vacío, que sienten la pérdida, pedimos reflexionar para poder avanzar, para reconstruir los cimientos de la existencia, y empezar a renegar de lo impuesto y lo impuesto es el amor infértil y la degradación moral. Volvamos a saber amar por que el amor que vale es el fascista, el antiguo amor que odian los ignorantes e intolerantes, el amor natural que envidian los farsantes.

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