13 feb 2014

cenizas

Cientos de miles de almas están gritando. Es un estruendo terrible. Pero nadie lo escucha.

No gritan por el dolor. No es el fuego aliado lo que provoca sus lamentos.

Tampoco les hace gritar el miedo, no. A pesar del horror de ver cómo todos los tuyos arden. Todos tus vecinos, las mujeres, los ancianos y los niños. Los niños...

Están gritando porque sus asesinos jamás pagaron por su crimen. Sus asesinos son grandes hombres a los ojos del mundo. Y sin embargo, ellos no existen.

Nadie recuerda a las víctimas de aquella masacre. Nadie hace películas lacrimógenas. Nadie escribe novelas sobre los niños de Dresde. Nadie pide justicia.
Por eso sus almas siguen gritando. Por eso Dresde estará siempre ardiendo, aunque ya no esté cubierta de cenizas.


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