9 feb 2014

Toñín

Aquella mañana se había desatado el infierno. Después de dos horas de bombardeo, los rusos llegaban en oleadas interminables. Pensaban que no quedaría nadie dispuesto a plantar cara a semejante despliegue, pero ni la desventaja de 10 contra 1, ni la falta de artillería y apoyo aéreo, ni los 25º bajo cero de aquel 10 de febrero habían conseguido amilanar a los españoles. No se rendían. Estaban teniendo muchas bajas, si. Pero resistían y peleaban con una fuerza impresionante.
 El joven soldado Antonio Ponte Anido, Toñín, había recibido un balazo. Pero aún podía caminar, así que le ordenaron retirarse y pedir refuerzos.
 Y en ello estaba cuando se percató de que un carro ruso había entrado en las líneas españolas. Varios compañeros habían intentado neutralizarlo, pero no lo conseguían. Y el T-34 se estaba acercando al hospital donde se refugiaban los heridos españoles.
Podía haber continuado su camino. Haberse puesto a salvo y cumplir órdenes. Pero un pensamiento fugaz hizo centellear sus ojos azules. ¡Ahora o nunca! Corrió hacia el coloso de acero soviético y activó una mina en sus cadenas. Toñín era zapador. Sabía que la explosión lo mataría. Pero sus compañeros estarían a salvo.
Y así fue. Antonio Ponte Anido entregó su vida en un acto heroico y admirable. Un Héroe de 20 años.

Casi 70 años después de aquella gesta, Carmen Chacón ordenaba la retirada de todas las placas que llevaran el nombre del joven Ponte Anido de los cuarteles españoles. Y los mandos militares acataron el desvarío de la ministra. El ayuntamiento de Coruña también retiró su nombre de la calle donde había nacido.

Y después de conocer la historia de aquel Héroe, y de comprobar cómo la clase gobernante desprecia de forma miserable y cobarde su memoria, parece que sólo se puede sentir rabia y vergüenza. Pero en realidad el sentimiento más fuerte es el de orgullo. Orgullo por aquel muchacho y su hazaña. Orgullo por la División Azul. Porque aquellos Héroes eran españoles. Y porque sus nombres jamás serán olvidados, por mucho que se empeñen estos traidores.


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